Estas son una serie de notas que voy escribiendo en el proceso de morir de mi madre. Ya había acompañado a morir a muchas personas (y amé este trabajo durante todo el tiempo que lo hice), pero acompañar a mamá es algo muy especial, es un montón de cosas todas juntas, también un bellísimo desafío.

 

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El domingo 22 estaba en casa de mamá

y me sentía mal, raro, daba vueltas,

iba y venía.

No era tristeza, no era angustia,

más bien algún retorno del pasado,

o no sé bien que.

El punto es que en un momento me senté al lado de su cama

y mi mente dejó de hacer ruido:

me quedé en silencio,

como meditando.

Y ahí me di cuenta:

le estaba sacando el culo a la jeringa.

Lo que tenía que ser,

lo que pedía la situación

era que acompañara a morir a mamá,

y me estaba escapando de eso.

Si bien tenía clarísimo lo que estaba pasando,

que mamá estaba transitando su proceso de dejar la vida,

y si bien iba a visitarla,

algo en mí no estaba totalmente entero, enraizado, presente, comprometido

con lo que la situación pedía.

 

Fue hermoso ese momento:

la vi

y entré en paz

y me decidí a hacer lo que tenía y quería hacer.

 

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mamá se está muriendo

y tenía que llegar el mes de cáncer

para poder ver las cosas claras en su profundidad energético emocional:

quiero estar acá

quiero estar presente

(como estuve con tantas personas)

quiero acompañar a irse de acá

a quien me cobijó en su cuerpo para que yo pudiera llegar acá

 

el círculo

este círculo

se completa

 

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mamá se está muriendo

 

Y hoy fui a cantar con el gran Fede (estamos preparando un show tremendo!). Hablamos mucho, canté menos. Pero menos fue lo justo, menos fue más. Porque conecté con el AMOR, canté desde el amor.

Y después, mientras esperaba el tren, me di cuenta como en occidente se complejiza la relación con la madre… la sentimos tóxica, se vuelve tóxica; tóxica tal vez en los hechos y tóxica también en la mirada, en la interpretación. Entonces del amor incondicional, del puro amor que un día nos habitó en esa relación, pasamos a otra instancia… conflictiva, defendida. Y muy probablemente esto sea evolutivo, es decir, necesario. Pero esto debería ser una etapa, un momento, un lugar de pasaje en nuestro camino. Si esto permanece en este estadio en nuestra vida nos condena a un gran desamparo interno, nos condena al exilio del AMOR.

Y mientras cantaba y conectaba con ese amor, se me venían imágenes de la historia compartida con mamá. Y también se me apareció India: un lugar en donde sí se puede sentir, donde está permitido ese nivel de amor y gratitud y devoción con los padres, esto forma parte (o formaba parte, no lo se) del paisaje normal o habitual.

Hacia allí fui entonces y ahí me anclé en Acasusso station. En el amor y en la gratitud después de toda el agua que corrió debajo del puente.

Y ahora, estando al lado de la cama de mamá, en la clínica, me doy cuenta que hay un tiempo para que la revisión de la relación, sea. Para que la percepción de lo tóxico, ocurra (porque ahí, es ese lugar, puede ocurrir la curación).

Pero pasado ese tiempo, idealmente, debería llegar el momento del amor… el momento del amor después del dolor, el momento del amor incondicional, pero esta vez conciente. Esta posibilidad -esta realidad- de volver a sentir este amor por aquellos dos seres a través de quienes llegamos, es imprescindible para el propio desarrollo, crecimiento y evolución, amén de ser algo hermoso de sentir (y muy reparador).

Y agrego, en presencia de la energía de la muerte, es maravilloso sentir esto.

 

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Acompañar a alguien a morir tiene algo de lisérgico. Porque si uno realmente está acompañando, uno siente lo que está sintiendo el otro. Y ese otro está viajando entre dos mundos, entre 2 formas de conciencia: la raja entre los mundos se abre, ese ser está muriendo… (y si uno está realmente cerca algo en uno también muere).

Acompañar a morir a la propia madre es doblemente lisérgico.

Cuando acompañaba a morir, si bien el estado base era la conexión energética con quien estaba partiendo y eso implicaba estar en ese limbo con esa persona, eso era de a ratos: la mayor parte del tiempo podía seguir con mis asuntos. Acompañando a mamá eso no ocurre: es como estar enchufado todo el tiempo a su estado. No puedo enfocar con claridad, ni dedicarme a “mis asuntos”. Por eso este escrito es un aclarador de mi estado -y un pedido de disculpas- hacia aquellos con quienes interactué en estos días: estoy lisérgico, doblemente lisérgico…

 

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Me siento en una burbuja, en una pausa en el tiempo, en un impasse. Yo venía girando mi trabajo, mi actividad, y en el medio del giro, esto de mamá. Últimamente la vida me muestra por todos lados (no por algunos lados, por todos los lados!) que todo ocurre en una sincronización divina. Pero todavía muchas veces surge una instancia en mí que le quiere jugar una pulseada a esa inteligencia suprema, que no quiere dar el brazo a torcer (para así evitar fundirme con el todo?).

Esa instancia interna miró chiquito y sintió esto que pasa con mamá como un obstáculo: “justo” cuando estaba cambiando y teniendo que meter pata con esto, mamá se está muriendo….

Pero después abrí los ojos y vi: lo que quiero hacer ahora es aquello para lo cual llegué al planeta. En un momento de 2024 me di cuenta que había llegado el momento de ir por mi visión y me puse a preparar todo, pero el otro día me di cuenta que el Félix que yo era hasta esto de mamá (y de papá!) no estaba internamente preparado: entre muchas otras cosas, se defendía del AMOR que sentía por su madre (y por su padre!). Ahorita tal vez, ponele, las cosas se empiezan a acomodar adentro.

La mirada más abarcativa me muestra que acompañar a mamá, expresar el amor que siento por ella, estar en este momento suspendido en el limbo, es el camino para ir hacia lo nuevo que quiero hacer en mi vida. no solo no es un obstáculo, sino que es el conducto…

 

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mamá se está muriendo

 

Hoy, cuando averigüé en la obra social lo del tema del sepelio, me agarró una ¿angustia? tremenda: parecía que me iba a poner a llorar en el teléfono. La otra vez que había ido a averiguar algo relacionado con esto, también me había pasado lo mismo. Mientras escribo me doy cuenta que probablemente sea por averiguar acerca de esto mientras mamá está viva. Pasa que es la primera vez que estoy transitando algo así y no quiero tener que ocuparme de todo esto en el minuto después, y mucho menos quiero que lo  haga mi hermana. Entonces me puse el traje de duro y llamé para anticiparme y defenderme, pero me generó algo fuertísimo hacerlo. Quedé tildado, en ese estado, durante un par de horas, hasta que de a poco fui saliendo. No lo adjudico, o no puedo adjudicarlo solo a esto: como decía en otro escrito, estoy enchufado al proceso anímico-energético de mamá… o tal vez estoy enchufado al proceso anímico-energético de la situación, a todas las vicisitudes de lo que va aconteciendo. Si, así de intenso es el Sol en XII en su nivel de captación, mucho más si le sumamos ascendente Escorpio de anteúltimo grado con Venus clavado en el ascendente. Y si le agregamos Neptuno en Escorpio en XII, el asunto está completito.

 

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Recién el doctor Peralta me contaba que toda la sintomatología de mamá del último año pudo deberse al estado ruinoso de su vesícula. Sentadito acá, esperando que mamá saliera de la intervención, me alegré mucho de la decisión que tomamos al permitir este procedimiento. Y también sentí que mamá estaría orgullosa de lo que decidimos para ella. Ahora a rezar.

El procedimiento fue un éxito. Y una parte mía creyó que mamá podía estar mejor físicamente y recuperarse. Resulta que no: mamá limpió su cuerpito de intoxicaciones (bolo fecal y vesícula colapsada) para poder irse de acá más liviana. Con María, mi hermana, veíamos que esos 2 focos eran también símbolos de procesos energético-emocionales que en mamá habían quedado pendientes de limpiar… y ahora había ocurrido. Entonces ella, que ya venía en estado de amor, lo acrecentó.

Ahora, domingo 6 de julio, estoy sentadito cerca de su cama, escribiendo esto. Y hoy, en un momento en que me quedé solo con ella, le dije lo que estaba madurando en mí desde hace varios días: “ya está ma, podes soltar, podes entregarte, dejarte ir. Todos te amamos y te acompañamos, y acá está todo más que bien: ayudaste a crear una familia de amor, y en este último tiempo tuyo acá, ese amor en cada uno y entre nosotros, se acrecentó. Así que ya está, anda tranqui. YA PODES SOLTAR TODO, TAL VEZ EL PASO MAS IMPORTANTE QUE UNO PUEDE DAR EN LA VIDA SEA ENTREGARLA. LA CORONACIÓN DE UNA VIDA HUMANA: EL ESTADO DE AMOR.”

Viéndola a mamá viene esto a mí: EN EL MOMENTO SAGRADO TODOS NOS VOLVEMOS SAGRADOS.

 

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